12. de Marzo - La Nación
Casi el 30% de los alumnos ya son de familias que no llegan a ingresos de clase media.
Piden que haya ayuda estatal para sostenerles la escolaridad.
Cuando cualquier persona piensa en un estudiante de escuela privada lo primero que viene a la cabeza son chicos de sectores acomodados, mínimo de clase media.
Pero la realidad argentina dista mucho de ese estereotipo. Hoy, al menos el 30% de los alumnos que van a colegios particulares ya son pobres.
El dato surge de un nuevo informe que presentó este martes la Universidad Católica Argentina (UCA). Allí se muestra que, a fines de 2023 -últimos datos disponibles- casi tres de cada diez estudiantes argentinos, de entre 0 y 17 años, viven en familias que tienen ingresos por debajo de la línea de la pobreza.
Estos datos aún no tienen en cuenta el brutal ajuste de los últimos meses que llevó a una gran cantidad de familias argentinas de los sectores medios a la pobreza, por lo cual el porcentaje de chicos pobres en las escuelas privadas se estima que es aún mayor al 30% relevado.
Este martes el Indec informó que una familia necesitó $690.900 en febrero para no ser pobre. En Capital, para ser clase media hay que ganar al menos un millón de pesos ($ 1.017.520), según la Dirección de Estadística y Censos de CABA. Y si se alquila, $ 1.300.000.
“Teniendo en cuenta la actual coyuntura socioeconómica hicimos este informe de coyuntura. El dato es estructural y viene desde hace años. Buscamos dar pistas para entender qué está pasando con esta población que asiste a escuelas de gestión privada laica o religiosa y estarían en condiciones de requerir ayuda para sostener su escolaridad”, le dijo a Clarín Ianina Tuñón, investigadora de la UCA y autora del informe junto a Matías Maljar.
El informe muestra cómo fue evolucionado (creciendo) en el país el porcentaje de chicos en situación de pobreza e indigencia desde 2017. Al mismo tiempo, releva el tipo de gestión de escuela que eligen las familias (80,70% estatales, 12,60% privada laica y 6,80% privada parroquial).
Cruzando los datos se observa que, a las escuelas privadas laicas, hoy van 26,8 por ciento de chicos pobres, a las privadas parroquiales y religiosas 33,9 por ciento. Y en escuelas estatales los chicos pobres llegan al 71,6 por ciento.
El 30% de los alumnos de las escuelas privadas del país que están en situación de pobreza y requerirían alguna ayuda estatal son el 5,2% del total de la población de chicos y adolescentes escolarizados del país.
El impacto de la crisis
Tuñón explica que empezaron a hacer este informe cuando vieron que sectores sociales vulnerables que elegían las escuelas privadas (de cuotas bajas) no recibían la Asignación Universal por Hijo (AUH), porque tenía como requisito que los alumnos vayan a escuelas estatales. Esto luego fue modificado.
“Hay familias de sectores informales, e incluso formales (trabajadores pobres), que van a escuelas laicas y religiosas que se van quedando afuera de los sistemas de protección social”, explica.
La experta dice que esto lo empezaron a notar con más fuerza durante la pandemia. Familias que eran de clase media y empezaron a ir a comedores escolares, o a retirar las cajas de las escuelas. Son familias que eligen la escuela privada porque las perciben de mayor calidad o creen que hay riesgos en la escuela pública.
¿Qué pasa con ellos?, se pregunta la experta, quien dice que ya enviaron el nuevo informe al secretario de Educación Carlos Torrendell (que viene de la UCA), para que no vuelva a repetirse que la ayuda vaya solo a las familias que mandan a sus hijos a las escuelas estatales.
Martín Zurita, dirigente de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la Provincia de Buenos Aires (AIEPBA), explica que el informe de la UCA refleja muy bien lo que pasa en las escuelas privadas de la Provincia, sobre todo en el Conurbano, donde una mayoría -afirma- recibe a familias de sectores populares.
Zurita dice que no se está viendo, hasta el momento, un pase masivo de familias de las escuelas privadas a las estatales, pero sí un movimiento de escuelas de mayor cuota a escuelas de cuota media; y de escuelas de cuota media a escuelas de cuota más económica.
“Hay un sector, que es el que ya está en la escuela económica, y ahora no la puede sostener. Y ahí sí podría estar el Estado. Un apoyo económico para poder sostener esta matriculación que por opción va la escuela privada, pero que muchas veces por la situación económica, a pesar de ser cuotas accesibles, no pueden pagar”.
Las propuestas
Consultada sobre propuestas de políticas ante esta situación, Tuñón dice que “estos datos pueden alimentar propuestas como la de los vouchers educativos, aunque se piense para reformas de segunda o tercera generación. Son datos valiosos para pensar en eso, destinados a algunos sectores sociales”, afirma.
Para Tuñón hay que considerar a las familias de clases medias y bajas que aspiran a escuelas de mayor calidad y tienen dificultades para pagar un colegio privado. El Estado debería poner el esfuerzo en mejorar su oferta educativa, o apoyar a las escuelas privadas que dan servicio a esos sectores.
“Hay que focalizar en los sectores sociales que menos tienen para que reciban los mejores recursos humanos: los maestros con mayor capacitación y experiencia. Las leyes dicen que hay que priorizar a los sectores sociales con pocas posibilidades, pero nadie lo ha hecho hasta ahora”, concluye.
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