María Nöllmann
LA NACION
Si bien no hay lineamientos municipales o provinciales, las instituciones refuerzan las fumigaciones e insisten en el uso de repelentes; además, muchos establecimientos reducen las actividades al aire libre.
En la escuela maternal Rayito de Sol, en Vicente López, las docentes aplican repelente a cada chico antes de salir al patio
Alejandro Guyot
urante la pandemia de coronavirus, en los colegios no había lugar para la improvisación. Las instituciones educativas debían seguir tanto un protocolo de prevención de contagios –burbujas y horarios escalonados de clases, entre otras medidas- como también uno de acción frente a un caso sospechoso.
Hoy los colegios, los jardines de infantes y los maternales del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se encuentran ante una situación similar y a la vez completamente distinta. La epidemia de dengue ya está instalada en todo el territorio. Sin embargo, no existe un modus operandi impartido por los gobiernos municipales y provinciales en las escuelas. Los establecimientos educativos privados y las cámaras que los representan afirman que, debido a ello, cada uno actúa de la manera que considera más conveniente para prevenir los contagios y los brotes dentro de sus establecimientos.
El repelente, unas de las estrategias para prevenir los casos de dengue en las escuelas, como en Rayito de Sol
Alejandro Guyot
“Al no haber un protocolo oficial, cada escuela arma el propio”, señala Martín Zurita, director ejecutivo de la Asociación de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (Aiepba). “Nos dieron vía libre para que cada institución tome las medidas de precaución que crea necesarias”, indica Adriana Etcheverry, propietaria de la escuela maternal Rayito de Sol, en Vicente López, y representante de una agrupación de jardines maternales y de infantes de zona norte.
El diseño del plan de acción para prevenir el dengue ha requerido, en el caso de algunas instituciones, de consultas a profesionales. La red de colegios Itinere – que incluye a Northfield, The Global School y Colegio del Faro– desarrolló una línea de acción en diálogo con diferentes profesionales de la salud. Al igual que Rayito de Sol, este conglomerado ha intensificado la fumigación de sus edificios y de sus espacios verdes. Lo hacen dos y a veces hasta tres veces por semana en sus campus, ubicados en diferentes municipios del AMBA.
En el colegio Los Robles se decidió recurrir a la fumigación semanal de sus dos sedes para evitar contagios de dengue.
A su vez, señala su director y fundador, Darío Álvarez Klar, se le pide a los padres que sus hijos asistan a la institución con repelente previamente aplicado y que lleven el producto al colegio para renovar la aplicación cuando sea necesario. “Cada chico tiene que traer el suyo, porque algunos son alérgicos a algún tipo de repelente. Hay que ser muy cauteloso”, afirma. Tanto él como Etcheverry destacaron que hasta la fecha no han tenido casos de dengue entre sus alumnos.
Repelentes
El pedido de llevar repelente a la escuela, medida que exigen a las familias todos los colegios consultados por LA NACIÓN, tiene ciertas limitaciones. Debido a la falta de abastecimiento de este producto que afecta a gran parte del AMBA, es difícil para los padres cumplir con el requisito, por lo que en ocasiones los docentes optan por usar su propio repelente o el de otros compañeros para proteger al alumno que no tiene uno propio.
A su vez, la necesidad de repetir la aplicación cada vez que los chicos salen al patio o al jardín es una carga extra para los docentes de los niveles educativos inicial y primario. “En maternal, por ejemplo, el docente tiene que ponerle el repelente a cada uno. Es una tarea que se suma a la tarea habitual de ponerle protector solar a cada uno. Si vemos que hay muchos mosquitos, directamente no salimos al parque con los bebés y los chicos más chicos”, suma Etcheverry.
En muchas instituciones de gestión privada, afirma Zurita, la fumigación semanal se ha vuelto costumbre. Hay establecimientos educativos que también han decidido cancelar distintas actividades extracurriculares y viajes escolares para prevenir el contagio de dengue de su comunidad.
Este es el caso del Colegio Los Robles, con sedes en la Capital y en Pilar. “Este año hemos decidido suspender y reprogramar campamentos y la peregrinación a pie a Luján que hacemos cada abril desde nuestra sede de Pilar”, explica José Ordóñez, su director general. A su vez, los alumnos de las dos sedes de este colegio bilingüe hacen uso del campo de deportes de 13 a 16, horario en el que, según dice su director, hay menor circulación de mosquitos.
Quienes no suspendieron los family days que se realizan al comienzo del ciclo lectivo al aire libre, tomaron especiales recaudos para limitar la presencia de mosquitos. “Solemos fumigar todos los meses nuestro campo de deportes, que queda en El Talar, pero a fines de febrero intensificamos la frecuencia. Pudimos hacer el family day, fumigamos, incluso, ese mismo día, y el evento se hizo muy satisfactoriamente”, dice Ludmila González Cerulli, coordinadora de Desarrollo Institucional del Belgrano Day School.
A su vez, los colegios han regularizado el modo de acción frente a un caso sospechoso. “Ante cualquier caso de decaimiento o de una línea de fiebre, siempre se avisó a la familia, pero ahora, además, le pedimos a la familia que haga una consulta médica. Es por el bien del alumno y por el bien común. Por ahí está incubando dengue mientras está en un ámbito en el que puede contagiar a otros. Entonces, la recomendación para alumnos y docentes es que frente a algún síntoma, aunque sea leve, realizar una consulta para cuidar a la persona y a los demás”, plantea Álvarez Klar.
Algunos colegios sumaron también jornadas o actividades de concientización, similares a las realizadas en algunas escuelas públicas de la ciudad. En el último mes el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, dio charlas y participó de talleres sobre dengue en distintas instituciones, explicaron fuentes de su equipo de trabajo.
En el colegio Los Robles se decidió recurrir a la fumigación semanal de sus dos sedes para evitar contagios de dengue.
A su vez compartieron a todas las escuelas un comunicado con la información oficial del Ministerio de Salud respecto a la Prevención de enfermedades transmitidas por mosquitos –dengue,z ika y chikungunya–, y le recordaron a las directores que, por ley, cuando la escuela toma conocimiento de este tipo de patologías, debe obligatoriamente notificar al Programa de Salud Escolar. LA NACIÓN solicitó el dato sobre la cantidad de notificaciones recibidas al gobierno porteño, pero aún no obtuvo respuestas.
En tanto, fuentes de la gobernación bonaerense indicaron que en las escuelas se fortalecieron los servicios de desinfección y las actividades pedagógicas sobre la temática en las aulas.
María Nöllmann
La Nación
Comments